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En este primer día de convivencia en Munébrega, todavía no hemos parado
Al llegar nos han distribuído en cuatro grupos, preparadas las habitaciones, las camas hechas y preparada la ropa en sus cajones, hemos marchado hacia el pueblo.
Allí, en el lavadero, una señora del pueblo nos ha enseñado a lavar con jabón de tajo casero y luego a plantar pimientos en el invernadero.
Después de unos maravillosos macarrones con tomate, carne empanada y un yogur, los dientes bien limpios y unas partidas de parchís, hemos caminado hasta subirnos a los árboles como monos o a saltar en colchonetas en el pabellón.
Aún nos queda mucho que hacer, así que un bocadillo de nocilla nos aporta la energía para después de la cena buscar las pistas por el pueblo armados con nuestras linternas y nuestras ganas de divertirnos.